domingo, 23 de noviembre de 2014

INTERPRETACIÓN Y CONSIDERACIONES SOBRE HAMLET

Interpretación y consideraciones:

Hamlet ahonda temas como la locura, las dudas del protagonista ante la madre adúltera y cómplice en el asesinato del padre, y patentiza la lucha entre la razón y la locura, entre el bien y el mal, indagando en los sentimientos y pasiones humanas.

Va más allá de otras tragedias centradas en la venganza, pues retrata de un modo escalofriante la mezcla de gloria y sordidez que caracteriza la naturaleza humana. Hamlet siente que vive en un mundo de engaños y corrupción, sentimiento que le viene confirmado por el asesinato de su padre y por la sensualidad desenfrenada de su madre. Estas revelaciones lo conducen a un estado en el que los momentos de angustia e indecisión (duda) se atropellan con frenéticas actuaciones, situación cuyas profundas razones continúan hoy siendo motivo de distintas interpretaciones.

Hamlet es hijo único de un rey en la fuerza de la edad y de una reina muy joven. Ha tenido, por consiguiente, la infancia y la juventud de un príncipe heredero y de un hijo único. Ha sido niño mimado, acostumbrado a la obediencia de todos.

El rasgo dominante de su carácter es un inmenso amor por su madre, un amor exagerado. Ha sido el niñito enamorado de su madre, más dolorosamente celoso que un amante. Estos celos gritan y sufren, y amenazan a cada instante.

En su drama, Hamlet no es dejado a un lado por su padrastro y por su madre. Por el contrario, el rey trata de ganar su confianza y amistad. Este rey se halla atormentado por continuos remordimientos. Este hombre (Claudio), perseguido por su conciencia, no tiene ningún deseo de matar al joven Hamlet; no tiene, además, ningún motivo. No ha usurpado el trono. No es Hamlet el que hubiera sucedido a su padre: es la reina, quien al morir el rey se ha convertido legal y fundadamente en soberana. Hamlet no puede quejarse de haber sido despojado. Por lo demás, el príncipe no parece tener grandes deseos de reinar. Su inclinación por los grandes sueños filosóficos no deja lugar en su corazón para la ambición. Hamlet no es peligroso para el rey. Además, el asesinato no ha sido público; Hamlet lo ignora.

El rey, por medio de sus bondades hacia Hamlet, trata de calmar sus propios remordimientos. Sus declaraciones no carecen de verdadera ternura, son sinceras. Hamlet se comporta sombrío y sarcástico. Simula su locura, sin razón alguna, ya que no corre peligro. Al contrario, el rey hace vigilar al loco, naturalmente, aunque sólo fuera por amistad hacia él. Por fin, cuando da muerte a Polonio, el rey se decide a matarlo.

Hamlet desprecia a su madre como objeto mismo de su deseo y a su padre como el de sus celos.

La encarnación de este doble sentimiento es Claudio. Pese a todas las insolencias, los insultos con los que lo abruma, Hamlet no puede culpar profundamente a su tío por un crimen audaz que él mismo sueña con cometer. Si no cesa de evocar a su madre en los términos más sensuales ni de vilipendiar al rey por su lujuria, es porque el incesto lo obsesiona. Hasta mezclará las fechas del casamiento y del asesinato, mostrando de esta suerte que la muerte de su padre no puede significar para él sino la posesión de su madre. El tío ha cometido pues, los dos crímenes juntos.

Se puede considerar a Hamlet como una conciencia sin acción. Durante toda la obra delibera, acerca de los actos que podría cometer. El dilema de Hamlet, la razón de su parálisis, consistiría en: si no actuar sería para él convertirse en cómplice de un criminal, actuar no es más que convertirse en el servidor de un muerto. Matando a su tío, el príncipe no cumpliría más que un destino suyo propio y, lejos de realizarse, sería simplemente el instrumento de un sueño paternal. Es indeciso e impotente para actuar, oponiéndose a Alertes, que sería una acción sin conciencia, quien desencadena el desenlace de la obra (por el deseo de vengar a su padre) y a Fortinbrás, héroe que reúne todas las virtudes de los otros dos, sin tener sus defectos.

Nidia Mariana Giménez Cobiella
La Plata, Argentina. 2000

martes, 21 de octubre de 2014

DON JUAN TENORIO REPRESENTADO EN EL CEMENTERIO DE SAN JAVIER

MURCIA, 8 Oct. (EUROPA PRESS) - Escuchar entrevista en la COPE.
   La Consejería de Educación, Cultura y Universidades y el Ayuntamiento de San Javier han presentado este miércoles la representación que la Compañía Teatral Amigos del Tenorio realizará el sábado, 25 de octubre, en el cementerio de la localidad marmenorense de la obra de José Zorrilla 'Don Juan Tenorio'.
   La actuación se ha presentado este miércoles en rueda de prensa con la presencia de la directora del Instituto de Industrias Culturales y de las Artes, Marta López-Briones; la concejal de Cultura del Ayuntamiento de San Javier, Inmaculada García; el presidente de la Asociación de Belenes de San Javier, David Martínez; y la directora del Teatro Bernal y de la Compañía Amigos del Tenorio, Elvira Pineda.
   El drama romántico 'Don Juan Tenorio', publicado en 1844, se representa tradicionalmente en fechas cercanas a la festividad de Todos los Santos, el 1 de noviembre, y una de sus más famosas escenas transcurre en un panteón.
   Esta será la primera vez que el texto de Zorrilla se represente en un cementerio real en la zona del levante español, "lo que otorgará a la inmortal historia de amor entre Don Juan y Doña Inés una magia y encanto especial", según la directora del ICA, quien también ha destacado "la belleza de este clásico de la literatura española cuya representación se ha convertido en una tradición para el público murciano".
   Además de la Compañía Teatral Amigos del Tenorio, participarán en esta especial representación de 'Don Juan Tenorio' los miembros del Grupo de Teatro de San Javier.
   Juntos pondrán en escena la obra, a partir de las 22.00 horas en el cementerio de San Javier, que será acondicionado y ambientado con faroles y humo y donde se colocarán unas 500 sillas para que el público presencie la representación.
   Las entradas tendrán un precio de cinco euros que irán destinados a ayudar a Cáritas, y se pueden adquirir en el Museo Parroquial de San Javier, el centro que Cáritas tiene en la localidad y la Asociación Amigos del Belén.
   Para facilitar la compra a los espectadores que acudan de otros lugares de la Región, también existe la posibilidad de reservar las localidades llamando por teléfono a la Concejalía de San Javier al '968 573700' (ext. '5408'/'5201').

jueves, 9 de octubre de 2014

APUNTES DEL MITO DE ULISES

Con el fin de que vosotros mismos elaboréis el resumen del mito, aquí os facilito diferentes documentos que, junto a los que ya hemos visto y leído, os servirán para poder hacer un buen tema. Recordad que debéis incluir la información que habéis encontrado al realizar vuestros trabajos.

miércoles, 1 de octubre de 2014

EL MITO DE ULISES

Apuntes complementarios sobre el Mito de Ulises

OTRO DOCUMENTAL SOBRE ULISES Y LA ODISEA

CONSEJOS PARA UNA EXPOSICIÓN ORAL

Cuando hablamos de exponer oralmente debemos pensar en RETÓRICA, es decir, el arte de expresarse con corrección y eficacia. Para ello, podemos tener en cuenta una serie de CONSEJOS básicos. Consulta esta página que os servirá de ayuda.
Documento pdf: Cómo exponer un trabajo oralmente y no aburrir en el intento.
Documento de clase. Descárgatelo y tenlo entre tus apuntes.

La introducción: palabra clave brevedad
  1. La introducción debe tener una estructura breve, motivadora y precisa. Debemos comenzar con un saludo de bienvenida, para luego seguir con un comienzo llamativo que capte la atención del público y que enuncie de qué va a tratar mi exposición. Luego seguiremos con un índice, planteando objetivos y terminaremos la introducción, con una motivación sobre el interés que tiene tema para el auditorio.
  2. Reglas de oro a considerar en esta parte: demostrar una actitud de seguridad y confianza en uno mismo: con la forma de pararse adelante, de mirar y de decir las primeras palabras. Tomar un poco de tiempo antes de comenzar, todo debe estar en orden para que sólo haya que concentrarse en el público y en lo que se desea exponer. No olvidemos usar expresiones tales como: me propongo exponer, el objetivo de este, muchos piensan que, deseo manifestar mi, nos dirigimos a ustedes para, acabó de presenciar un hecho que, sobre el tema de, es un hecho que, quisiera comenzar mi exposición diciendo que, en primer lugar, en primer término, para empezar.
El desarrollo: palabras clave, claridad y orden de la exposición oral.
  1. Es importante comenzar con una idea general de lo que se va decir. Debemos comenzar con las ideas más generales para luego llegar a las ideas más específicas. Nuestro tema debe desarrollarse argumentando cada una de las ideas expuestas, utilizando variada documentación, tales como, citas, ejemplos, anécdotas, soportes audiovisuales, etc. debemos desarrollar el tema de una forma llamativa y nunca monótona. No olvidemos usar expresiones tales como: a continuación, enseguida, en segundo lugar, además, también, hay que añadir que, del mismo modo, igualmente, asimismo, en otras palabras, es decir...

La conclusión: palabras clave, brevedad y claridad

     
  1. En esta parte debemos resumir las ideas principales sobre las cuales se ha desarrollado nuestro tema. Aquí, además, se puede dar alguna opinión personal que tiene que ver con los resultados o conclusiones nuestras, lo que más me ha llamado la atención, qué me ha enseñado, qué destaco o con qué me quedo.
  2. Reglas de oro a considerar: se debe planificar bien la conclusión, no improvisarla. Avisar cuando se va a llegar a la conclusión para hacer saber al público que se acerca el final de la disertación por medio de expresiones lingüísticas que expliciten que el discurso se va a terminar, tales como, en resumen, resumiendo, en síntesis, en pocas palabras, en suma…

domingo, 21 de septiembre de 2014

COMENZAMOS EL CAMINO JUNTOS...

Iniciamos el camino... Desde este puerto se divisa aún lejano el punto de llegada, pero hay que ser fuerte, optimistas, luchadores y no desistir...

jueves, 8 de mayo de 2014

POESÍA DE WALT WHITMAN

NO TE DETENGAS
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas ...

Versión de: Leandro Wolfson

UNA RECITACION UN TANTO PARTICULAR, TAL VEZ OS GUSTE...(Nazareth, estoy segura)
 

HOLAS DE HIERBA de Walt Whitman

Lectura de sus poemas

lunes, 5 de mayo de 2014

FRAGMENTOS DE NOVELAS


Marcel Proust. En busca del tiempo perdido. Fragmentos “Por el camino de Swann”:


En busca del tiempo perdido
Recuerdo rescatado del sabor del té y magadalenas:
Hacía ya muchos años que no existía para mí de Combray más que el escenario y el drama del momento de acostarme, cuando un día de invierno, al volver a casa, mi madre, viendo que yo tenía frío, me propuso que tomara, en contra de mi costumbre, una taza de té. Primero dije que no; pero luego, sin saber por qué, volví de mi acuerdo. Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a loslabios unas cucharadas de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las miga del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo. Dejé de sentirme mediocre, contingente y mortal. ¿De dónde podría venirme aquella alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y del bollo, pero le excedía en, mucho, y no debía de ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba? ¿Cómo llegar a aprehenderlo? Bebo un segundo trago, que no me dice más que el primero; luego un tercero, que ya me dice un poco menos. Ya es hora de pararse, parece que la virtud del brebaje va aminorándose. Ya se ve claro que la verdad que yo busco no está en él, sino en mí. El brebaje la despertó, pero no sabe cuál es y lo único que puede hacer es repetir indefinidamente, pero cada vez con menos intensidad, ese testimonio que no sé interpretar y que quiero volver a pedirle dentro de un instante y encontrar intacto a mi disposición para llegar a una aclaración decisiva. Dejo la taza y me vuelvo hacia mi alma. Ella es la que tiene que dar con la verdad. ¿Pero cómo? Grave incertidumbre ésta, cuando el alma se siente superada por sí misma, cuando ella, la que busca, es juntamente el país oscuro por donde ha de buscar, sin que le sirva para nada su bagaje. ¿Buscar? No sólo buscar, crear.
Se encuentra ante una cosa que todavía no existe y a la que ella sola puede dar ealidad, y entrarla en el campo de su visión.
Y otra vez me pregunto: ¿Cuál puede ser ese desconocido estado que no trae consigo ninguna prueba lógica, sino la evidencia de su felicidad, y de su realidad junto a la que se desvanecen todas las restantes realidades? Intento hacerlo aparecer de nuevo. Vuelvo con el pensamiento al instante en que tome la primera cucharada de té. Y me encuentro con el mismo estado, sin ninguna claridad nueva. Pido a mi alma un esfuerzo más; que me traiga otra vez la sensación fugitiva. Y para que nada la estorbe en ese arranque con que va a probar captarla, aparta de mí todo obstáculo, toda idea extraña, y protejo mis oídos y mi atención contra los ruidos de la habitación vecina. Pero como siento que se me cansa el alma sin lograr nada, ahora la fuerzo, por el contrario, a esa distracción que antes le negaba, a pensar en otra cosa, a reponerse antes de la tentativa suprema. Y luego, por segunda vez, hago el vacío frente a ella, vuelvo a ponerla cara a cara con el sabor reciente del primer trago de té, y siento estremecerse en mí algo que se agita, que quiere elevarse; algo que acaba de perder ancla a una gran profundidad, no sé qué, pero que va ascendiendo lentamente; percibo la resistencia y oigo el rumor de las distancias que va atravesando.
Indudablemente, lo que así palpita dentro de mi ser será la imagen y el recuerdo visual que, enlazado al sabor aquel, intenta seguirlo hasta llegar a mí. Pero lucha muy lejos, y muy confusamente; apenas si distingo el reflejo  neutro en que se confunde el inaprensible torbellino de los colores que se agitan; pero no puedo discernir la forma, y pedirle, como a único intérprete posible, que me traduzca el testimonio de su contemporáneo, de su inseparable compañero el sabor, y que me enseñe de qué circunstancia particular y de qué época del pasado se trata.
¿Llegará hasta la superficie de mi conciencia clara ese recuerdo, ese instante antiguo que la atracción de un instante idéntico ha ido a solicitar tan lejos, a conmover y alzar en el fondo de mi ser? No sé. Ya no siento nada, se ha parado, quizá desciende otra vez, quién sabe si tornará a subir desde lo hondo de su noche. Hay que volver a empezar una y diez veces, hay que inclinarse en su busca. Y a cada vez esa cobardía que nos aparta de todo trabajo dificultoso y de toda obra importante, me aconseja que deje eso y que me beba el té pensando sencillamente en mis preocupaciones de hoy y en mis deseos de mañana, que se dejan rumiar sin esfuerzo.
Y de pronto el recuerdo surge. Ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su infusión de té o de tilo, los domingos por la mañana en  Combray (porque los domingos yo no salía hasta la hora de misa), cuando iba a darle los buenos días a su cuarto. Ver la magdalena no me había recordado nada, antes de que la probara; quizá porque, como había visto muchas, sin comer las, en las pastelerías, su imagen se había separado de aquellos días de Combray para enlazarse a otros más recientes; ¡quizá porque de esos recuerdos por tanto tiempo abandonados fuera de la memoria no sobrevive nada y todo se va desagregando!; las formas externas también aquella tan grasamente sensual de la concha, con sus dobleces severos y devotos., adormecidas o anuladas, habían perdido la fuerza de expansión que las empujaba hasta la conciencia. Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo,  cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más, persistentes y más fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo.
En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tilo que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar porqué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina, y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando había buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cachar ro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que encuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té.
Profundiza más en el texto en el siguiente enlace:
http://aquileana.wordpress.com/2013/11/01/marcel-proust-en-busca-del-tiempo-perdido-por-el-camino-de-swann-remembrance-of-things-past-swanns-way/


Recuerdo del beso de una madre:
Al subir a acostarme, mi único consuelo era que mamá habría de venir a darme un beso  cuando ya estuviera yo en la cama. Pero duraba tan poco aquella despedida y volvía mamá a marcharse tan pronto, que aquel momento en que la oía subir, cuando se sentía por el pasillo de doble puerta el leve roce de su traje de jardín, de muselina blanca con cordoncitos colgantes de paja trenzada, era para mí un momento doloroso. Porque anunciaba el instante que vendría después, cuando me dejara solo y volviera abajo. Y por eso llegué a desear que ese adiós con que yo estaba tan encariñado viniera lo más tarde posible y que se prolongara aquel espacio de tregua que precedía a la llegada de mamá. Muchas veces, cuando ya me había dado un beso e iba a abrir la puerta para marcharse, quería llamarla, decirle que me diera otro beso, pero ya sabía que pondría cara de enfado, porque aquella concesión que mamá hacía a mi tristeza y a mi inquietud subiendo a decirme adiós, molestaba a mi padre, a quien parecían absurdos estos ritos; y lo que ella hubiera deseado es hacerme perder esa costumbre, muy al contrario de dejarme tomar esa otra nueva de pedirle un beso cuando ya estaba en la puerta. Y el verla enfadada destrozaba toda la calma que un momento antes me traía al inclinar sobre mi lecho su rostro lleno de cariño, ofreciéndomelo como una ostia para una comunión de paz, en la que mis labios saborearían su presencia real y la posibilidad de dormir. Pero aun eran buenas esas noches cuando mamá se estaba en mi cuarto tan poco rato, por comparación con otras en que había invitados a cenar y mamá no podía subir.